Hoy hablaremos sobre el estrés y su biología; somos personas en constante movimiento, búsqueda de información, de recursos, estamos la mayoría del tiempo moviéndonos y comunicándonos. La rapidez de la vida, la constante demanda de tareas y responsabilidades tanto laborales como personales, nos ha ido llevando a experimentar estrés.
El estrés es una emoción y reacción adaptativa, necesaria como cualquier otra emoción. Sin embargo, es importante entenderla, para así buscar opciones de cómo disminuir nuestro estrés del día a día, para vivir una vida más tranquila.
Biología del estrés:
Comprender la biología del estrés nos ayuda a comprender cómo implementar técnicas que reducirán el mismo. Las respuestas al estrés dependen en gran medida del sistema nervioso autónomo, que se compone de dos partes:
-Sistema nervioso simpático: Impulsa nuestra respuesta de lucha, huida o congelación cuando ocurre el estrés.
-Sistema nervioso parasimpático: Nos ayuda a calmar y reducir nuestra respuesta de excitación para que nuestro cuerpo vuelva a su funcionamiento normal.
En momentos de peligro inmediato, nuestro sistema simpático nos ayuda a reaccionar ante el estrés para protegernos. Una vez que la situación ha pasado, el sistema parasimpático apaga el sistema simpático y nos ayuda a volver a nuestro funcionamiento normal.
Por ejemplo, cuando cruzamos la calle y un carro se desvía hacia nosotros, nuestro cuerpo lo interpreta como una amenaza y lo obliga a salirse fuera de su camino. Una vez que el carro se ha alejado, el cuerpo determina que la situación está resuelta para que el cuerpo pueda reducir la excitación y volver al funcionamiento normal.
Desafortunadamente, algunas personas experimentan un estado constante de excitación con poca represión del sistema parasimpático para ayudar a reducir los niveles elevados de estrés.
Este estrés continuo no proporciona ningún alivio y el cuerpo no tiene la oportunidad de volver a su funcionamiento normal, en este caso la persona comienza a experimentar un estrés crónico que no se disipa.
Por eso es importante desarrollar la resiliencia, ya que significa que podemos aprender a calmar el sistema nervioso simpático activando la respuesta parasimpática, y practicar ejercicios de mindfulness.
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